La presión en el armazón es del orden de 5 a 10 atm y las temperaturas de las paredes no sobrepasan los 400°C. No se corren riesgos de corrosión, pues el aire que entra en el recuperador está, debido a la compresión, a una temperatura muy superior a los 100°C de manera que la temperatura de las paredes de los tubos está por encima del punto de rocío del ácido sulfúrico, que es el elemento más corrosivo que pudiera aparecer en el proceso.
Existe el peligro de incendio debido a los depósitos de hollín en los tubos; se puede suprimir mediante lavados periódicos o instalando un sistema de soplado con aire comprimido.
En las instalaciones de circuito cerrado no existe este peligro, ya que el gas está limpio y se pueden reforzar, del lado de baja presión, los tubos de aletas onduladas que al disminuir los diámetros hidráulicos conducen a mejores coeficientes de transmisión de calor, por lo que las dimensiones del aparato son
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