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miércoles, 5 de marzo de 2014

INYECTORES CENTRÍFUGOS (IV)

El fenómeno consiste en que al aumentar A se incrementa la rotación del flujo a la salida del inyector, creciendo cada vez más la velocidad de rotación utorb, en comparación con la velocidad de entrada v1 y, por consiguiente, la intensidad del remolino en el inyector; por eso crece el diámetro del remolino, disminuyendo el área de la sección del flujo; además, una parte cada vez mayor de la energía disponible H se utiliza en generar la velocidad de rotación del combustible líquido.
Cuando A = 0 Þ R = 0, m = 1, es decir, cuando la rotación del flujo es nula, el inyector funciona como una tobera corriente. El ángulo a de pulverización del líquido del combustible, ángulo de llama del inyector, se determina teniendo en cuenta las ecuaciones anteriores. Cuando el parámetro A aumenta, el ángulo a crece, pero el coeficiente de gasto m disminuye; por eso, al construir un inyector, el parámetro A se elige de forma que asegure un ángulo de cono a la salida a bastante grande, hasta 60º, sin que el valor del coeficiente m se reduzca demasiado.
La teoría expuesta para el inyector sirve para un combustible que se comporta como un líquido ideal. Durante el paso del fluido por el inyector, la viscosidad del líquido se manifiesta de forma que el momento de la cantidad de movimiento no es constante, sino que disminuye según el líquido se va aproximando a la salida del inyector, por lo que las componentes rotatorias de la velocidad resultan menores en la sección de salida y el gasto mayor que durante el derrame de un líquido ideal, lo que a primera vista parece paradójico.

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