En las lámparas incandescentes, una corriente eléctrica fluye a través de un filamento de wolframio que se calienta por efecto Joule alcanzando temperaturas tan elevadas por encima de 2.500 ºC, lo que provoca que emita calor y luz. Para evitar que el filamento se queme en contacto con el aire, se rodea con una ampolla de vidrio a la que se le ha hecho el vacío o se ha rellenado con un gas. El conjunto se completa con unos elementos con funciones de soporte y conducción de la corriente eléctrica y un casquillo normalizado que sirve para conectar la lámpara a la luminaria.
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